Tercera entrevista de la serie destinada a repasar las políticas de Derechos Humanos entre 2003 y 2015 a través de las miradas de sus principales protagonistas y analistas. Se trata de miradas complejas y en ocasiones polémicas y contrapuestas que, quizás, sirvan para que el lector encuentre, al leerlas, un mapa de las posiciones que atravesaron –y aún atraviesan – el tema.
N
elly Minyersky, nacida en Tucumán, es una de las más destacadas luchadoras por los derechos de la mujer en la Argentina. En 2010 fue declarada Ciudadana Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires. Desde el 2017, preside el Parlamento de la Mujer, un modelo ejemplar de funcionamiento transparente en varias perspectivas. Minyersky atravesó varias dictaduras argentinas y, como ella lo define, vivió “en muchas fracturas del orden democrático”. Dentro del ámbito gremial, su actividad la llevó a ser la primera mujer en presidir la Asociación de Abogados de Buenos Aires y también la primera en presidir el Tribunal de Disciplina del Colegio Público de Abogados de la Capital Federal. Autora de numerosas publicaciones y ponencias, su reflexión resulta fundamental a la hora de analizar el dinamismo y la intensidad del periodo 2004-2015.

 ¿Cuáles eran sus actividades durante 2004/2015?
– Estoy en la Facultad de Derecho como profesora adjunta, desde fines del siglo 20. Había estado en la facultad con anterioridad, siempre ingresando por concurso pero con La Noche de los Bastones Largos renuncié, volví durante Cámpora y luego del Golpe de Estado me dejaron nuevamente sin cargo. El Golpe de Estado de Videla fue terrible pero antes también tuvimos muchos períodos de Estado de Sitio. En 2004, estaba en la Facultad y mi esposo (N de R: se refiere a Alberto Pedroncini, gran luchador, que murió a los 94 años en agosto de 2017), en este periodo, era presidente en la APDH trabajando acerca de los juicios. Yo era la primera mujer en la Asociación de Abogados de Buenos Aires, hoy otra mujer me sucedió. El otro colegio de Abogados de la ciudad, que llamamos “de la calle Montevideo”, es un club selecto donde están los abogados Martínez de Hoz y los hijos de Pedro Aramburu. En estos últimos años, en la capital, no existía la colegiación bien que los abogados de la ciudad seamos más de 60.000. Ahí también tuve una participación activa: fui la primera presidenta del tribunal de disciplina, vice presidenta del colegio y tesorera. En estos dos organismos en 2004 logramos que asumieron todas banderas de lucha de derechos humanos. El Colegio, ahora no lo sigue siendo, está con otro sector pero en la época en que estuvimos activos, tenía un rol importante en los derechos humanos.
– ¿Cuál es su percepción de la posición del Estado entre esos años?
– Desde 2003 hasta 2015, el cambio que había fue en la percepción humana de tranquilidad, de naturalidad para vivir, para hablar o para expresarse. Desde el gobierno de Kirchner se dió un impulso muy grande, por la razón que fuere, porque le interesaba o por política. En el tema mujer, la cantidad de leyes que se dictaron en la época kirchnerista a favor  de los Derechos de la Mujer, es muy impresionante. De ahí a que se pudiera o se hiciera políticas para hacer efectivos estos derechos, es relativo.
– ¿Cuál es su balance?
– En relación con la vigencia de los derechos humanos, creo que nunca como en esa década se visibilizo esta problemática.  Se trasladó a difundir el tema en las escuelas, en la existencia de museos y en la ESMA. Dejamos de tener miedo, antes con los resabios de la dictadura como los episodios de la Tablada, se sentía mucha inseguridad. Desde ya, siempre hay sectores luchando para desvirtuar esa memoria y para cambiarla.
– ¿Qué sugerencias les hubiese hecho a los responsables del Estado con relación a los derechos Humanos?
– En esta sociedad argentina, y en muchas otras sociedades, se tardó en reconocer que los derechos de la mujer son derechos humanos. Tenemos que remontarnos a Beijing (N de R: Cuarta Conferencia Mundial sobre Derechos de la Mujer, 1995) y a la conferencia de Viena del 93. Las mujeres estamos dentro de la sociedad y tenemos que ver como se articulan los derechos específicos de la mujer dentro del ámbito de los derechos humanos, como ser humano, valga la redundancia. Se fue avanzando mucho, tanto que muchas feministas no consideren como un coto aislado los derechos de las mujeres, como que aquellos militantes de derechos humanos admitan y reconozcan que nosotras las mujeres tenemos derechos específicos.
Por ejemplo, cuando estaba en la presidencia de la Asociación de Abogados, en nuestro país se promulgó la ley de cupo integrando la mujer en cargos políticos, la constitución y la Corte Suprema, sin embargo no se extendió a las organizaciones civiles. En los cargos directivos empresariales privados todavía no rige este estatuto, el cual propuse y sigo impulsando. Mis compañeros, progresistas, sin embargo me tomaban a risa, me decían que yo había accedido sin necesitarlo, lo cual es una falacia. A muchos niveles, es una cuestión que más tardó en incorporarse, tanto en la denuncias como en las sentencias en los juicios de Lesa Humanidad, como lo fue el tema de las violaciones en las mujeres secuestradas. Ahí, además, hay un componente por lo que se tarda en denunciarlo, y se tardó mucho en reconsiderar las torturas específicas a las mujeres como elemento probatorio y de agravamiento. Recién en estos años 2004-2015 se llegó a que se hablara de esos temas, se los considerara como un causal especifico de agravamiento. A las mujeres no siempre se nos escuchan, o nos animamos, y hay un libro publicado por mujeres que sobrevivieron a los campos donde se trata toda esa problemática. Fue un periodo muy importante porque además si un Estado es más permisivo, entonces es más permeable a la sociedad y se va produciendo esta transmisión. El otro día en la marcha del 24 comentaba a una amiga “pensar a las defensas que hicimos, en insistir, en los actos”, tuve la sensación por lo que veíamos que en algo habíamos contribuido.
– ¿Cuáles fueron los avances y los retrocesos de la posición de la mujer en la política entre 2004 y 2015?
– Creo que hay avances y retrocesos integrales en la sociedad, las mujeres integramos y, a la vez, tenemos prejuicios. Me da la impresión que también hubo una falta de Políticas Públicas, sobre todo en el último periodo, cuando curiosamente estaba una presidenta mujer. A pesar de la apoyatura que le dio el gobierno a movimientos que están presididos por mujeres de derechos humanos, no se trabajó bien en una política más a fondo, ni en un Consejo Nacional de la Mujer que trabajara por los derechos humanos de la mujer todos los días. A pesar de eso, con dificultades, se dieron algunos avances. Somos un país federal pero no tanto: somos presidencialistas pero en un país con zonas muy diferentes donde todavía no llegan bien estas políticas públicas (por ejemplo no se avanzó en todas partes acerca de la enseñanza, y eso que hay una ley nacional sobre la obligatoriedad de la enseñanza de los derechos sexuales y reproductivos, que en muchísimas provincias ni se logra).
En cuanto a acá, es todo muy difícil, muy pobre y muy costoso, como cosas elementales que hacen a evitar el feminicidio. Por un lado, se aprobó un nuevo código civil y comercial que apoya a muchos derechos humanos por ejemplo con la capacidad de la mujer casada en cuanto a equiparación de roles, autonomía de la mujer, autonomía de los niños, niñas y adolescentes. O sea, son caminos que a veces avanzan en la ley y después no se ponen siempre en práctica. Uno de los ejemplos más terrible es el de la negativa a la educación sexual, es decir al derecho reproductivo. Aunque parezca un absurdo, lo es por los mismos grupos que están muy enquistados en el Estado, senadores o diputados, así que en provincias más atrasadas donde la Iglesia tiene mucho peso. Tal esta falta de una ley que autorice la interrupción voluntaria del embarazo dentro de determinadas situaciones. Y eso hace que hay una capa muy grande de la sociedad que no tiene educación, que no hace prevención y encima si hace un aborto puede ir presa. Esas deudas son las que se tienen. Todo esto, está relacionado con que asumir los derechos de la Mujer, en realidad, es una expresión de la democracia. Los mismos que más fervientemente se oponen a modificar la ley de interrupción voluntaria del embarazo, se oponen también a la educación. Desgraciadamente los gobiernos democráticos no se dan cuenta que asumen posiciones que son muy propias de los sectores más de derecha.
– ¿Por qué razones, el Estado debe revindicar las victimas que él mismo ha vulnerado? 
– El Estado está compuesto por personas, pero no todas las personas proceden correctamente. Si se habla de Estado que comete un delito, cuando el delito está dentro de la categoría de terrorismo de Estado, ya no es un delito de acción privada (si un tren me atropella, es el Estado que me tiene que indemnizar y el alguien que representa el Estado). Lo que pasa es que aparte del Estado, está la responsabilidad personal de quienes excedieron funciones. El otro día, salió un fallo muy penoso como el fallo de la Corte sobre la relatividad de la aplicación de las convenciones por los tratados de derechos humanos. La Corte Suprema relativizó que está obligada por una convención de derechos humanos, lo cual es un peligro, dos de los miembros de la Corte nueva son personas que no adhieren a los tratados de derechos humanos dentro de la Constitución reformada en 1994. Como se ve, en otras cosas, se trata salir de ese marco que prestigio a la Argentina.
-¿Cuáles fueron las dificultades enfrentó la lucha por los Derechos Humanos durante los gobiernos kirchneristas?
– Cuando tuvimos más dificultades fue antes, en la época de Menem, pero en 2004/2015 empezó la dificultad desde determinados jueces que no aceptaban fallar y apurar estos juicios.
– ¿Qué clase de reparación debe ofrecer el Estado?
– En general todas las reparaciones son políticas y económicas como distribuir todo el material que se pueda, lo cual no tiene que ser limitado a solo un hecho sucedido en la Argentina. Por ejemplo se estaba entregando tres libros a cada niño, de los cuales uno era el de Ana Frank, que ahora sacaron.
(N de R: La doctora Minyersky pasa a contarme una anécdota donde, durante la época del proceso, vivían en un sexto piso con un ascensor que hacía mucho ruido y cuando escuchaba subir siempre se sobresaltaba. Se dio cuenta luego que durante años no había comprado nada de reposición de objetos en su casa siempre pensando a que cuando llegaban robaban todo, además recuerda a su pánico cuando se olvidaba llevar encima su documento de identidad.)
– ¿Qué papel piensa que ha tenido la fragmentación entre los organismos de Derechos Humanos en Argentina en el periodo 2004/2015?
– Creo que no se ha podido borrar la potencia y el ejemplo de los organismos con toda fragmentación que pudo suceder. Siguieron subsistiendo y las pruebas son estas marchas que son muy espontaneas. El tema de derechos humanos, no es patrimonio de los organismos, son importantes y lo siguen siendo pero lo fundamental son los derechos humanos en sí mismo. Y se logró que el concepto impregnara a toda la sociedad.
– ¿Qué piensa que el gobierno obtuvo con la reivindicación de la Memoria la Verdad y la Justicia, en esa etapa?
– Uno de los elementos que fortaleció al gobierno fue esta la lucha que emprendió, más allá de las motivaciones, fue algo que la sociedad reclamaba durante mucho tiempo aunque lo exteriorizaban solo algunos sectores.
– ¿Le ha restado en algo?
– Tenemos un Ejército de derecha y creo que esto tuvo un papel muy Importante. Nilda Garre realmente hizo una intervención sumamente importante en el ministerio, trabajo muchísimo en tratar de democratizarlo y en los derechos de la mujer dentro del ejército. Hay muchas publicaciones y seminarios muy interesantes por la difusión de derechos y el cambio de mentalidad. Pero por otra parte, tuvimos una dificultad muy grande con los medios de difusión. No solo Nilda, sino todo el gobierno, si se hubiera difundido mejor, hubiera incidido también mejor en la sociedad. Creo que tenemos determinados medios (esto nos habla de la educación sexual) donde todavía estamos impregnados de una ideología que sobre todo debemos a la iglesia católica y la evangélica, donde todo lo sexual se sitúa dentro de lo prohibido que no se habla. Entonces en una sociedad de ese tipo, resulta muy difícil visualizar estos derechos, con aquel ensañamiento contra la mujer donde generalmente se relaciona su derecho y libertad con agresiones sexuales. Y creo que tiene que ver con la información cuando se trata de una mujer, por ejemplo en estas revistas Caras o Gente donde las casi totalidad de las portadas son que fulanita es rica y hermosa y encima sueña por ser Mama. Hemos luchado años, el discurso es un poco mejor, cuando ya no se habla de crimen por emoción violenta sino de Feminicidio, pero el estereotipo lo meten por todos los costados. Esta hipocresía que existe en esa contradicción entre lo que se realizó y el bombardeo permanente de imágenes que son para excitar el aparato, fijan el estereotipo. Tal por ejemplo, el de la mujer que si no es madre no se realizó. Tenemos que salir de esto y destacar a la mujer que también fue heroica en nuestra historia.